El magnate saudí Alí Albwardy invirtió en esta primera etapa de la remodelación del hotel 7 millones de dólares.La gala, anoche, para 400 selectos invitados.
Lo primero que impacta es el azul imperial de las ovaladas piedras de ágata, incrustadas en la mesa del lobby, una tonalidad para nada azarosa. “La Argentina tiene los cielos más azules y quiero que el alma del país quede reflejada en el hotel”, había demandado, con precisión cromática, el magnate saudí Alí Albwardy, dueño del remozado hotel Four Seasons.
Anoche, fue el propio Albwardy el encargado de correrle el velo a la renovación del hotel, que en la conclusión de su primera etapa insumió una inversión de US$ 7 millones. El empresario con base en Dubai, dueño de una cadena hotelera y de un club de polo, bajo el ala de Albwardy Investment, ofició de anfitrión de una gala para 400 selectos invitados, entre ellos una comitiva de amigos árabes. Allí, secundado por su hijo Rashid, polista y compañero de equipo de Aldolfo Cambiaso, mostró con orgullo la impronta autóctona que inspiraron la reformulación del lobby, los jardines y del bar y restaurante del hotel.
Estos dos últimos espacios, diseñados por el innovador estudio neoyorquino EDG, aspiran a atraer al público local y convertirse en glamorosos meeting points . Pony Lane (Palenque), tal el nombre del bar con capacidad para 70 personas, cuenta con acceso directo por la calle Posadas. Con predominio de tonos ocres y dorados, mesas altas y frenos de cuero extendidos a lo ancho del cielo raso, todo allí remite al mundo del polo, en versión vanguardia-chic. Las pinturas de Alejandro Moy y los tejidos argentinos le aportan el toque casual. Desde el lunes, en que abrirá al público, bajo la batuta del nuevo sommelier, Sebastián Maggi, servirá tragos de autor. Elena, el restaurante para 150 comensales, honra la memoria de Elena Peña de Álzaga Unzué, la exquisita anfitriona y moradora del palacio contiguo, corazón del hotel, hoy conocido como La Mansión.
Lejos del imperativo de lo estrictamente francés, el ámbito mezcla con audacia los aires europeizantes a través de antigüedades, con la estética de las antiguas casonas de San Telmo. El menú fue elaborado por el chef Juan Gaffuri y ahonda en la tradición de la cocina de familia argentina. Si bien los platos presentan los sabores argentinos clásicos, la novedad para el público porteño es la inclusión de la carne madurada, en diferentes lapsos de tiempo.
Ayer, durante la celebración de la avant premier, todo lucía impoluto. Pero la última palabra, como es de esperar, la tendrán los comensales a partir del lunes
Fuente: LA NACION